Seguro que algún taxista que otro descorchó una botella la noche del pasado martes para regar lo que les estaba sirviendo el Govern catalán en bandeja: la cabeza de Uber y Cabify. Lejos de retirar los 15 minutos de prerreserva que habían causado la discordia, Damià Calvet, consejero de Territorio de la Generalitat, estiraba ese cuarto de hora hasta multiplicarlo por cuatro con una receta peculiar. "Solo con eso ya nos hacía un roto", confesaban diversas fuentes del sector de las VTC al conocer la noticia el pasado viernes.
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