A la preocupación por la solicitud de concurso de acreedores se suman algunas situaciones irregulares como carecer de aval para las cantidades que se han entregado a cuenta. Mientras Martinsa-Fadesa aplaza y renegocia el pago de sus deudas, los particulares que optaban a una vivienda tienen que seguir pagando religiosamente, hasta 3.000 euros al mes en algunos casos, para un piso que nadie puede asegurarles cuándo se lo entregarán.
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