La “absoluta inmunidad” reclamada para cualquier acto que pudiera haber cometido durante su presidencia, es una estrategia de la defensa para intentar evitar, o en el peor de los casos postponer, el juicio contra él fijado en principio para el 4 de marzo. Según esta novedosa teoría, sólo si el presidente resultase condenado en un impeachment, podría ser juzgado con posterioridad en un tribunal de justicia ordinario. Así que, como Trump resultó absuelto en el impeachment por el asalto al Capitolio, la justicia no le puede sentar en el banquillo.
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