Bolivia sigue sin ser un país trillado por el turismo. Pero lo que quiero destacar en esta ocasión son los paisajes extraños del altiplano boliviano, lugares que más bien parecen pertenecer a otros planetas: lagunas de colores sin vida, desiertos blancos de sal o llanuras con géyseres en activo. Todo lo que muestro a continuación puede verse en tres días pero hay que llevar ropa de abrigo y tener en cuenta que a más de 4.000 metros puede surgir el mal de altura.
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