"A los esclavos no se les permitía acostarse, estuvieran sanos o enfermos. permanecían apiñados y desnudos en la cubierta y allí, los vaivenes del barco y las muchas cadenas con las que se les sujetaba les producían heridas, sobre todo en los hombros, los codos y las rodillas. Los hombres estaban permanentemente encadenados de dos en dos; la pierna derecha de uno, con la izquierda de otro. A veces, el tiempo húmedo y ventoso obligaba a cerrar las portillas y cubrir el enjaretado, con lo que toda clase de enfermedades y fiebres se diseminaban...
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