José Rafael Martínez Baeza pertenece a esa casta de hombres que aún mantiene como oficio la trashumancia. Un trabajo que le lleva a estar cuatro meses al año aislado con el ganado entre las montañas de León y Asturias, viviendo en un pequeño habitáculo de apenas veinte metros. Y en estos tiempos ¿porque hacer semejante proeza?, «por que aquí en la Tierra de Campos no hay nada que comer y menos este año con la sequía» responde.
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