Trabajos reventados, a veces pintorescos y arrastrados, han arreciado durante el pasado 2009 y llevan camino de consolidarse en 2010 como una forma de supervivencia frente a una crisis económica cuya insistencia se teme como un cáncer. Ha explotado la supervivencia a cualquier coste para comer al sueldo que sea, en un tejido como el valenciano, donde la tradicional economía sumergida permite bien esta tendencia.
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