Los técnicos empleados en la morgue de Grinning (Brooklyn) que en principio, deberían tratar con respeto a los fallecidos, se dedicaban a fotografiarse con los cadáveres de forma estúpida y macabra. Sorprendentemente, el New York Post tuvo acceso recientemente a las depravadas polaroids que los propios técnicos se hacían a si mismos mientras jugaban con los difuntos. La noticia está en inglés, pero viene aliñada con la foto del técnico mortuorio Kaihl Brassfield posando con la cabeza de un difunto al estilo Heisman Trophy de fútbol americano.
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