Rosa trabaja de interna en una casa, de lunes a domingo cuida de un matrimonio de ancianos en un barrio del norte de Madrid. Limpia, hace la comida, va al mercado.Libra una tarde a la semana, pero esas horas tampoco descansa, las dedica a hacer pequeñas tareas en una casa cercana. Como empleada doméstica interna cobra menos de 600 euros al mes. Las empleadas de hogar se rigen por regulaciones desfasadas que las hacen vulnerables a la explotación. De 700.000 hogares con servicio, menos de 300.000 cotizan.
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