Según datos de la ONU, en el mundo se generan unos 50 millones de toneladas de chatarra electrónica cada año. El negocio de la basura electrónica aumenta a la vez que lo hacen los residuos electrónicos que generamos en Occidente. Reciclar en Europa de manera profesional y responsable un ordenador de tubo puede llegar a costar 3,5 euros.Enviar ese mismo ordenador a Ghana en un contenedor para su reciclaje cuesta 1,5 euros. El Convenio de Basilea de 1989 acuerda prohibir la exportación de chatarra electrónica a terceros países sin su permiso.
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