Tras las dos primeras historias de Torpedo en 1981, el dibujante Álex Toth dijo «hasta aquí hemos llegado». No compartía el peculiar sentido del humor del guionista Enrique Sánchez Abulí. Qué son unas palizas a mujeres por aquí, una propuesta a un pederasta para que viole a un niño por acá, jugar al rugby con un bebé como balón, que un par de hampones degusten la leche materna directamente de donde mana, cuarto y mitad de estupro con una prostituta menor de edad o algunos asesinatos arbitrarios. Era demasiado sensible y tierno. Abulí necesitaba
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