El Raf, cuyo nombre responde a las siglas Resistente al Fusarium, no es un tomate híbrido, sino el resultado de una selección de tomates tradicionales que se cultivaban en zonas de Almería, principalmente el entorno de Níjar, cerca del Parque Natural del Cabo de Gata y lejos de las superproducciones hortícolas de El Ejido. El secreto que lo diferencia de otros tomates es la adecuada proporción de acidez y azúcares, lo que ha provocado que su precio supere en las subastas de las alhóndigas almerienses el precio de jamón ibérico
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