No se hace llamar de ningún modo extraño, se llama Tomás. Tampoco modifica su nombre al gusto anglosajón intercalando una hache y convertirse en Thomas. No tiene veinte años, hace más de medio siglo que dejó de ser un veinteañero. No viste como un rapero, no lleva gorra de los yankees pero, Tomás, es el grafitero más original de todo Madrid. Sin miedo a las multas gallardonitas y armado con unos lapices de colores....
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