Fincas públicas cedidas, fincas privadas con canalizaciones kilométricas que desviaron los cauces sin que se actuase y el arranque sistemático de árboles para plantar regadío completamente ilegal fueron esquilmando el acuífero. Los documentos muestran que el daño se conocía pero se dejó hacer con competencias de ida y vuelta, administraciones de uno y otro signo miraron a otro lado con un objetivo final común: regularizar lo ilegal.
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