El escándalo que rodea al secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky por el uso indebido de dinero público al invitar a un total de ocho personas a una estancia de lujo en Japón empieza a parecerse a otros casos del mismo tipo, más aun después de ser Lissavetzky precursor del código de buena conducta de los políticos.
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