Se diría que todas las reacciones ante el estado de inmundicia que nos rodea se nos presentan como inútiles o ilegales, del mismo modo que -nos aseguran- los grandes placeres hedonistas son pecado o engordan. La mayoría de la población española se distrae persiguiendo zanahorias voladoras mientras les roban todo el huerto. Igual hay que robar jamones. De atrezzo para que no nos entrullen pero nos presten atención los medios. Y, sobre todo, nunca os creáis que vivir engorda o es pecado. Huid de rémoras y amebas. Al menos, es el único consuelo.
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