Nos hemos acostumbrado a vivir con unas altas cotas de confort y comodidad que nos resulta duro por no decir imposible el prescindir de ello, no nos imaginamos la vida sin luz, sin teléfono, sin lavavajillas o sin aire acondicionado. Incluso nos es difícil el imaginar como nuestros antepasados podían vivir sin ellos, salvo que algunos de aquellos se nos estropee.
|
etiquetas: eficiencia energética , ahorro de energía , confort , consumo