Sí, han cambiado los tiempos. Lejos quedan las noches de Granada en las que podíamos ir de bares y escuchar música. Música. No máquinas que escupen ritmo, solo ritmo. Música. Aquellos locales de copas de Pedro Antonio de Alarcón, aquellos momentos en los que un cubata y un cigarro acompañaban la escucha de canciones de los Rolling Stones, Led Zeppelin, REM, Eagles, Pink Floyd, Queen, The Clash... o te desmelenabas –entonces aún podíamos hacerlo– al son de ‘Bailaré sobre tu tumba’, de Siniestro Total, por poner un ejemplo. Antros, en el sentido
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