El Gobierno siempre ha asegurado que el conflicto por esa zona no es más que un complot entre Occidente y el Dalái Lama para desprestigiar a China. De hecho, la figura del Dalái Lama –en el exilio desde 1959– ha generado amores y odios. Para unos representa la visión del deber ser de la humanidad, mientras que para otros es un terrateniente necesitado de legitimidad internacional. Pero la tensión no se ha limitado a los comités de las Naciones Unidas. En días pasados, el expresidente Hu Jintao fue acusado de genocidio en contra del pueblo...
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