Según la Sala del juez Marchena, puede llamarse terrorista a cualquier protesta que cause "desasosiego". Ésta apariencia de parcialidad resultan inaceptables en un sistema democrático. Los jueces del Supremo, designados por un órgano político, quieren hacer política sin presentarse a las elecciones. Además lo hacen amenazando derechos tan esenciales como el de protesta y la presunción de inocencia. Quienes realmente crean desasosiego y terror en la sociedad son este tipo de magistrados, pero no parece que por ahora vayan a responder por ello.
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