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Teoría (y práctica) del gintónic

sábado, el último de agosto. El verano se acaba pero siempre nos quedará el gintónic. El vaso ligeramente empañado y el tintineo de los cubitos que flotan en agua tónica y ginebra, una receta simple que permitió a la reina madre alcanzar los 101 años con el suficiente humor como para ataviarse, el mismo día, con botas de pesca y el collar de perlas más caro del mundo.

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