Manuel Fraga no mantuvo una relación fluida y cordial con la principal ciudad de Galicia durante los dieciséis años en que se mantuvo al frente de la Xunta. Un repaso somero a esta relación deja luces y sombras, pero también la sensación de que Vigo no era santo de devoción para el político de Vilalba. Y eso que sus candidatos, Manuel Pérez y Corina Porro, fueron elegidos personalmente por él, e investidos previamente del rango de conselleiros para afrontar sus respectivos períodos electorales.
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