De su vivienda, situada en el municipio madrileño de Meco, les faltaban 120.000 euros por pagar. La nueva, en Guadalajara, valía 240.000. El banco les dio todas las facilidades para animarles a dar el paso. "Nos concedieron un crédito para la nueva y por la vieja no teníamos que pagar nada, siempre que la vendiéramos en el plazo de un año", explica ella. Pero con 2008 llegó la crisis, que afectó especialmente al sector de la construcción. "En vez de reagruparnos la hipoteca de las dos casas, las dejaron como dos deudas independientes",
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