55 años, dos euros, dos nietos, cinco hijos (dos de ellos con parálisis cerebral) y «un marido alcohólico, que saca de casa más ingresos de los que mete», por si la advertencia de lo que tiene encima Palmira no hubiese sido suficiente. «He pensado muchas veces en suicidarme, porque vivir así no es vivir, pero no lo hago, por mis dos nietos», reconoce esta luchadora que una vez estuvo empleada «como limpiadora en Cabueñes».
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