Hace no demasiado tiempo, llegar sin hijos a determinadas edades se veía prácticamente como un fracaso en la vida. Muchos jóvenes han entendido que en la vida puede haber otras prioridades, más allá de la maternidad o la paternidad, como el trabajo, el ocio, los amigos o cualquier proyecto que uno decida. Tan sano es tener descendencia como no tenerla y, si bien para algunas personas puede ser todo un sueño, para otras no lo es en absoluto. Ninguna de las opciones es mejor que la otra.
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