Tras una inversión superior a los 50.000 €, todo el esfuerzo y el dinero, tanto por parte de las Administraciones como de los agricultores y la asociación Apag-Asaja, no ha servido para nada. Los temporeros se niegan a vivir allí porque no quieren atenerse a las normas que se les han impuesto. (Ver fotos de campamentos de años anteriores).
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