Cada vez más ciudades cubren de vegetación las azoteas de sus edificios para mejorar el entorno urbano y reducir las emisiones de CO2 y el gasto energético. Imagínese vivir en un edificio cuya azotea, en vez de de la típica teja, ladrillo o cemento, está cubierta de césped, flores y plantas. En países como Alemania, Gran Bretaña o Estados Unidos son cada vez más numerosas e incluso cuentan con subvenciones para su construcción.
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