"Quiero sonar como... como Testament más o menos, ya sabes ese tipo de chun, chun, así, potente. Bueno, que tú ya sabes cómo digo ¿no?". Seguro que más de uno de mis lectores se habrá encontrado en la misma situación, de hecho, diría que es el pan de cada día: Cliente nuevo, después de acordar el presupuesto, fechas y horarios y demás parafernalia legal, me dispongo a trabajar. Aquí es cuando comienzan a llegar las “pautas” del cliente con ciertos detalles que le gustaría incluir en la producción y comentándome sus gustos personales...
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