En el viejo modelo analógico se procuraba un equilibrio entre contenido y publicidad, beneficioso para espectador y anunciante. La proliferación de canales, que se presentaba como interesante para el espectador, ha supuesto en realidad un enorme contenedor de basura publicitaria. Si la TDT supone mayor oferta, hay que pensar que es mejor… ¿realmente lo es para los espectadores, o sólo para la bazofia comercial y los que obtuvieron una licencia para llenarla de mediocridad?
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