Las paradas de taxi de Barcelona y su área metropolitana están desbordadas. Y no de clientes. Las esperas de los taxistas por una carrera se antojan infinitas. "Mi récord de este año son cuatro horas y media en el aeropuerto", dice uno en una de las improvisadas tertulias que ahora se eternizan. "Los taxistas somos el termómetro de la sociedad, indicamos cómo va todo...", reflexiona otro. "Ahora mismo en Catalunya sobran un montón de taxis".
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