"Cuando se les quita el agua crean muy rápidamente un escudo sobre sí mismos con grandes cantidades de moléculas vidriosas" dice Juan de Pablo, profesor de Ingeniería Molecular de la Universidad de Chicago. "Así es como se mantienen en este estado de animación suspendida". La aleatoriedad es una característica definitoria del vidrio. Pero los ositos de agua, más formalmente conocidos como tardígrados, son capaces de crearlos donde hay una organización bien definida. Podría mejorar la eficiencia de diodos, fibras ópticas y células solares.
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