Al Barakat llegó hace dos años con su mujer y sus cuatros hijos al campamento de Zaatari, situado en Jordania y a tan sólo 10 kilómetros de su país, Siria. Atrás dejaba un panorama desolador: todo lo que conocía se lo había tragado la guerra. En su nuevo hogar, un habitáculo de chapa, olvidó cómo pronunciar las palabras antes o volver. Para este ex conductor de camiones su presente era el campo y encontró una manera de dar la vuelta a su destino: enseñar taekwondo a una generación de niños marcados por la violencia. El objetivo: formar futuros
|
etiquetas: taekwondo , resistencia , jordania , siria , guerra