1953. La República Federal de Alemania se hunde bajo el peso de las deudas y amenaza con arrastrar al conjunto de los países europeos. Preocupados por su propia salud, sus acreedores –Grecia, entre ellos— toman nota de un fenómeno: la política de "devaluación interna" no garantiza la devolución de las deudas. Todo lo contrario. Reunidos en Londres, 21 países deciden revisar sus exigencias para ajustarlas a las capacidades reales de su socio. Y esa es exactamente la propuesta que hace ahora la Coalición de la Izquierda Radical Griega.
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