Discrepar desarrolla el músculo del intelecto, permite matizar y enriquecer el debate dando lugar a nuevas posiciones y propuestas donde no tiene por qué haber un ganador y un perdedor. Mientras en el mundo científico, discrepar es habitual, fuera de él los debates suelen resolverse a modo de contiendas que sólo admiten un resultado, generalmente en blanco y negro. Hay discrepancias científicas que se extienden durante décadas e incluso siglos y permiten avances en muchas áreas de conocimiento, trascendiendo la resolución de la cuestión inicial
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