Según explican, la dirección del centro "se vio obligada" a suspender las clases de artes marciales para todos los internos cuando el pasado día 6 se sorprendió al preso encargado de enseñar Jiu-Jitsu al resto de sus compañeros con "una cantidad considerable de droga (una bellota) y un teléfono móvil (artículo prohibido en prisión)". Portaba ambas cosas en su bolsa de deportes y se le incautaron después de ser cacheado por los funcionarios de vigilancia.
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