Es un caso raro (tan raro que sólo había seis precedentes conocidos en todo el mundo), sucedido en 1995; estudiado a fondo por el departamento de medicina legal de la Universidad de Medicina de Granada. Un padre tenía dudas sobre la paternidad de sus hijas mellizas y decidió realizarse la prueba de DNA. Con el resultado, la doble sorpresa. Primero, sus sospechas eran fundadas: su mujer le era infiel. Segundo: sí era el padre, aunque sólo de una de las dos niñas.
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