Hace un par de años, cuando ya llevábamos tiempo metidos muy adentro en la crisis, el gobierno de Zapatero mantenía altas sus esperanzas en el surgimiento inmediato de brotes de intenso color verde. Nunca llegaron. En diciembre de 2011, Rajoy alcanzó el poder convencido de que el paro era un problema socialista más que económico. Durante su primer año en Moncloa comprobó que la crisis no entiende de siglas, y que un parado lo es con cualquier presidente.
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