Hasta ahora el capitalismo español había vivido de un modelo de crecimiento muy frágil basado en la burbuja inmobiliaria y en el endeudamiento, todo lo cual había permitido el llamado milagro español. Desaparecido este modelo nos queda una estructura productiva desindustrializada y la herencia de un reguero de deudas privadas que los gobiernos socializan. Dado que el capitalismo necesita encontrar espacios de rentabilidad para sobrevivir, las instituciones supranacionales nos invitan a empobrecernos para ser competitivos via bajos salarios.
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