La paz no ha traído consuelo para los 300.000 tamiles desplazados por la guerra en Sri Lanka. Si durante la ofensiva final entre el Ejército ceilandés y los Tigres Tamiles, los civiles estaban abandonados al fuego de la artilleria aérea, llegada la paz el Gobierno ha impuesto restricciones draconianas a las organizaciones humanitarias. Unos organismos que intentan en vano acceder a los campos para proporcionar a los refugiados lo más básico, de lo que casi todos ellos carecen: comida, agua, ropa y los cuidados médicos.
|
etiquetas: sri , lanka , campos , concentración