Un equipo de astrónomos, utilizando el telescopio espacial Spitzer de la NASA, ha sido capaz de mapear los complejos patrones climáticos que recorren la atmósfera de una enana marrón. Y aunque ya nos habíamos acostumbrado a ver las grandes tormentas que recorren los gigantes gaseosos de nuestro sistema solar, estas no son nada si las comparamos con la climatología de estas estrellas fallidas. Traducción en
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