Con la web 2.0 llegó el spammer 2.0. Su rostro ha cambiado. No habla lenguas extrañas, ni vende alargamientos de pene, o promociones bancarias, o medicamentos milagrosos, o juegos de azar, u oportunidades de negocio en países exóticos. [...] Habita en foros, chats y fisgonas: es su hábitat natural. Allí es donde hay más presas a las que embaucar con sus ardides de encantador de serpientes: es simpático, agradable. [...] Pero recuerda: cuando la necesidad obliga a palabras sinceras, cae la máscara y aparece el hombre.
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