Cuando la policía le dio el alto, César G. M., 34 años, admitió que tiene problemas con la bebida. El hombre, conductor de autobús, acababa de poner en riesgo la vida de los 70 pasajeros que llevaba de Barcelona a la cárcel de Quatre Camins. César recorrió parte de los 30 kilómetros del trayecto en un severo estado de embriaguez. De hecho, la policía comprobó que multiplicaba, por cuatro, la tasa de alcohol permitida.
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