Ha tenido que ser en la demócrata Nueva York donde se alerte, en forma de comic, sobre las agresiones sexuales de sacerdotes pederastas. Esta lacra, como demuestra el periodista Pepe Rodríguez, no es ocasional: “La iglesia esconde y minimiza este tremendo problema, pero no estamos ante algo puntual” ("Pederastia e iglesia católica", Ediciones B). El ahora Papa, en carta a los obispos en 2001, amenazaba con excomunión a quien denunciara estos abusos a la policía; antes debía concluir la iglesia sus “investigaciones particulares”.
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