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La sombra de Caín: Warren Lincoln

Tras muchos años ganándose la vida como abogado criminalista en Chicago, el señor Lincoln había decidido, a principios de los 20, retirarse del mundanal ruido, comprarse una casita en la tranquila población de Aurora y dedicarse a cultivar sus queridos guisantes de olor. Paz, quietud y jardinería era todo lo que ansiaba, y todo lo que pedía. Aquella tranquilidad acabó cuando su mujer decidió afiliarse, como muchas otras vecinas, a la Unión de Mujeres pro Templanza Cristiana. A partir de entonces todo cambió.

| etiquetas: historias curiosas , crímenes

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