Los hechos se remontan a comienzos de 2004, cuando un empleado de EGEDA se registró en un foro de intercambio de películas y contactó con una internauta, pidiéndole el envío de varias obras audiovisuales. La acusada, que en ningún momento sospechó que se tratara de una trampa, le mandó un paquete con ocho copias de películas españolas, con un cargo contrareembolso de 16 euros. Una vez recibidas las copias, EGEDA presentó una denuncia por un presunto delito contra la propiedad intelectual..
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