“Como se demuestra, las causas latentes de la división en facciones tienen su origen en la naturaleza del hombre (…) El celo por diferentes opiniones respecto al gobierno, la religión y sus formas teóricas y prácticas; el apego a diferentes caudillos y luchas por el poder o a personas de diferente condición han dividido a los hombres en bandos, los ha inflamado de animosidad y han hecho que estén más dispuestos a molestarse y oprimirse unos a otros que a cooperar por el bien común.”
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