Que un periodista acabe en la cárcel no es algo habitual. Que un periodista pase 13 días totalmente incomunicado, sin poder hablar con su familia y ni tan siquiera con su abogado es algo realmente excepcional. Y que esto le suceda a un ciudadano español ejerciendo su labor profesional en un país miembro de la UE es simplemente inconcebible. Pero es lo que está pasando ante el vergonzoso silencio mediático e institucional.
|
etiquetas: pablo gonzalez , eulixe , ucrania , polonia , rusia