Alguien es inteligente cuando obtiene una puntuación por encima de la media en los tests de inteligencia. Asimov objeta que esos tests fueron diseñados por universitarios que consideraron a su actividad como la medida de la inteligencia, lo que debería invalidar esos tests para la población general. Así, si el mecánico que arregla su auto diseñara un test de inteligencia, Asimov fracasaría, porque el mecánico propondría la resolución de problemas que están fuera de la educación universitaria.
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