El cenit creativo de Smashing Pumpkins llegó muy temprano. Demasiado temprano. Pues que en tu segundo disco bordes una obra maestra atemporal deja todo lo que viene detrás bajo la alargada sombra de tu éxito. Si bien es cierto que la banda de Billy Corgan aún tenía bajo la chistera algún que otro conejo, véase Mellon Collie and the Infinite Sadness (1995) o Adore (1998), ninguno de los dos sería un disco tan perfecto como lo fue el que hoy celebra 30 años, el inigualable Siamese Dream (1993).
|
etiquetas: smashing pumpkins , siamese dream