Ya me imagino a los teólogos de la cátedra, todos ellos muy estudiosos y eruditos, metidos en la biblioteca como ratitas, dale que te pego a la reflexión y al pajeo mental (que por cierto el bedel podría encerrarlos y tirar la llave al retrete, que lo mejor es que no les molesten en sus sesudos pensamientos), para que la sociedad avance en bienestar y sabiduría y eso, porque la teología sirve para eso, para mejorar al Hombre, no sólo para mantener ocupados mullidos sillones y orondos sofases.
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